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"pero si nos juegan una final dejamos todo" ??
todo.....todo mal.
arsenal de tricota en la final hace unas semanas atras.
la pechearon todos esta fecha.
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mercosur fue la primer edición, al año siguiente cambio el nombre por sudamericana, pero con distinto nombre es la misma copa
jonak, lo prometido es deuda...
Soy de Boedo. Soy de Almagro. Soy de Parque Chacabuco, de Caballito, de Flores. Soy de los 100 barrios porteños y estoy en todas las provincias argentinas. Soy, también, de cada rincón de América. En su momento conquisté Europa. Y fui a Japón (cuando vos fuiste, yo fui y vine). Me queda chico el planeta: tengo un sueño en cada estrella. Soy San Lorenzo, y no hay límites para mi grandeza.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE I DE IV)
La pregunta, no exenta de burla, parte desde la tribuna de enfrente. "¿De qué barrio sos, San Lorenzo?", nos cantan. Lo hacen tratando de herirnos, pero en cambio sólo consiguen de nuestra parte una sonrisa socarrona y una respuesta atronadora que nos infla el pecho de orgullo: "¡Soy de Boedo, de Boedo yo soy!". Intentando el gaste, la pifian y la pifian feo. Azuzan el fuego de una pasión egocéntrica -¿para qué negarlo?-, que sabe arder más fuerte cuando habla de sí misma. Demuestran, además, una doble ignorancia de la que luego te voy a hablar.
San Lorenzo, como su nombre lo indica, nació en Almagro. Más precisamente en la mítica esquina de México y Treinta y Tres Orientales, donde un grupo de pibes se juntaba a jugar a la pelota en la calle, hasta que el Padre Lorenzo Massa les permitió hacerlo en el Colegio San Antonio (México 4050). Por aquel entonces (1908), Boedo no existía como tal, sino que era un territorio compartido por lo que hoy son Almagro, San Cristóbal y Parque Patricios. La oficialización de sus límites recién se dio en 1972.
Inicialmente el Club hacía de local en el campo de juego ubicado detrás de la capilla, pero en 1914 registró su primera mudanza: alquiló una cancha en Martínez, provincia de Buenos Aires, entre las calles Pueyrredón, Estrada, Güemes y Pedro Goyena (actualmente, una manzana residencial). ¿A que no lo sabías?
Acaso tampoco sepas que al llegar a la Primera División, en 1915, la exigencia de un estadio con mayor capacidad nos llevó a Caballito, donde alquilamos la cancha de Ferro.
Lo siguiente, sí, es bastante más conocido. El Gasómetro de Avenida La Plata al 1700 se inauguró en 1916, y allí se escribió la historia grande de San Lorenzo hasta su pérdida en 1979.
Luego vino el deambular por distintos estadios, una época agridulce de nomadismo y amor propio, de penurias económicas y fiesta popular, hasta la inauguración en 1993 del Pedro Bidegain, situado en Perito Moreno y Varela, donde limitan Nueva Pompeya y Villa Soldati, zona a la que suele denominarse con el eufemismo de "Bajo Flores".
Así llegamos hasta nuestros días, con la utopía vuelta destino, la locura de unos pocos convertida en realidad para todos, la recuperación del espacio arrebatado en Boedo, proyectando el nuevo estadio en Av. La Plata.
Además de la sede social en Boedo y de las 27 hectáreas de la Ciudad Deportiva en Pompeya, San Lorenzo tiene una subsede en el barrio de Montserrat (Avenida De Mayo 1373) y supo tener otras, por caso, en el Microcentro (Galería Jardín), Caballito (Rivadavia y Av. La Plata, y Víctor Martínez, entre Rivadavia y Juan Bautista Alberdi) e inclusive Puerto Madero.
Por densidad demográfica, la mayoría de la masa societaria azulgrana vive en Parque Chacabuco, Caballito y Boedo, en ese orden, más allá de la profusa presencia de cuervos en toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Asimismo, el Club cuenta con innumerables peñas a lo largo y ancho del país, y en distintos puntos del planeta. Somos de todas partes y estamos en todos lados.
Pero volvamos al cantito de los otros, el de la doble ignorancia. Por un lado, quienes nos preguntan de dónde somos no reconocen -no quieren reconocer- que la identidad sanlorencista fuertemente arraigada en Boedo trasciende la ubicación geográfica de tal o cual instalación o predio del Club. Al fin y al cabo, ninguna otra hinchada tiene tan presente a su barrio de pertenencia en cada una de sus manifestaciones públicas (cantos, causas, movilizaciones) como la Gloriosa.
Por otro, desconocen su propia historia, y esto habla de su falta de identidad casi tanto como de su envidia por nuestra completa identificación boedense. No hay club, dentro del fútbol argentino, que en su momento no haya experimentado una o más mudanzas, ni tampoco que actualmente disponga de todos sus terrenos y sedes en una misma jurisdicción barrial.
¿Acaso te sorprendería hallar el origen de River en la Boca o el del Rojo de Avellaneda en el centro porteño? ¿Qué hay de los parquepatricenses que celebraron su centenario bajo el lema "100pre en el mismo barrio", aunque en realidad nacieron en Pompeya? ¿Y qué decir del club de Liniers, fundado en Floresta, que tuvo canchas en Mataderos y Villa Luro?
A esos y otros casos me voy a referir, archivo histórico mediante, en próximas entregas. No te las pierdas y -ya que estamos- no te pierdas: te voy a sacar a pasear por toda la ciudad.
FUENTE deboedovengo.com
Soy de Boedo. Soy de Almagro. Soy de Parque Chacabuco, de Caballito, de Flores. Soy de los 100 barrios porteños y estoy en todas las provincias argentinas. Soy, también, de cada rincón de América. En su momento conquisté Europa. Y fui a Japón (cuando vos fuiste, yo fui y vine). Me queda chico el planeta: tengo un sueño en cada estrella. Soy San Lorenzo, y no hay límites para mi grandeza.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE I DE IV)
La pregunta, no exenta de burla, parte desde la tribuna de enfrente. "¿De qué barrio sos, San Lorenzo?", nos cantan. Lo hacen tratando de herirnos, pero en cambio sólo consiguen de nuestra parte una sonrisa socarrona y una respuesta atronadora que nos infla el pecho de orgullo: "¡Soy de Boedo, de Boedo yo soy!". Intentando el gaste, la pifian y la pifian feo. Azuzan el fuego de una pasión egocéntrica -¿para qué negarlo?-, que sabe arder más fuerte cuando habla de sí misma. Demuestran, además, una doble ignorancia de la que luego te voy a hablar.
San Lorenzo, como su nombre lo indica, nació en Almagro. Más precisamente en la mítica esquina de México y Treinta y Tres Orientales, donde un grupo de pibes se juntaba a jugar a la pelota en la calle, hasta que el Padre Lorenzo Massa les permitió hacerlo en el Colegio San Antonio (México 4050). Por aquel entonces (1908), Boedo no existía como tal, sino que era un territorio compartido por lo que hoy son Almagro, San Cristóbal y Parque Patricios. La oficialización de sus límites recién se dio en 1972.
Inicialmente el Club hacía de local en el campo de juego ubicado detrás de la capilla, pero en 1914 registró su primera mudanza: alquiló una cancha en Martínez, provincia de Buenos Aires, entre las calles Pueyrredón, Estrada, Güemes y Pedro Goyena (actualmente, una manzana residencial). ¿A que no lo sabías?
Acaso tampoco sepas que al llegar a la Primera División, en 1915, la exigencia de un estadio con mayor capacidad nos llevó a Caballito, donde alquilamos la cancha de Ferro.
Lo siguiente, sí, es bastante más conocido. El Gasómetro de Avenida La Plata al 1700 se inauguró en 1916, y allí se escribió la historia grande de San Lorenzo hasta su pérdida en 1979.
Luego vino el deambular por distintos estadios, una época agridulce de nomadismo y amor propio, de penurias económicas y fiesta popular, hasta la inauguración en 1993 del Pedro Bidegain, situado en Perito Moreno y Varela, donde limitan Nueva Pompeya y Villa Soldati, zona a la que suele denominarse con el eufemismo de "Bajo Flores".
Así llegamos hasta nuestros días, con la utopía vuelta destino, la locura de unos pocos convertida en realidad para todos, la recuperación del espacio arrebatado en Boedo, proyectando el nuevo estadio en Av. La Plata.
Además de la sede social en Boedo y de las 27 hectáreas de la Ciudad Deportiva en Pompeya, San Lorenzo tiene una subsede en el barrio de Montserrat (Avenida De Mayo 1373) y supo tener otras, por caso, en el Microcentro (Galería Jardín), Caballito (Rivadavia y Av. La Plata, y Víctor Martínez, entre Rivadavia y Juan Bautista Alberdi) e inclusive Puerto Madero.
Por densidad demográfica, la mayoría de la masa societaria azulgrana vive en Parque Chacabuco, Caballito y Boedo, en ese orden, más allá de la profusa presencia de cuervos en toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Asimismo, el Club cuenta con innumerables peñas a lo largo y ancho del país, y en distintos puntos del planeta. Somos de todas partes y estamos en todos lados.
Pero volvamos al cantito de los otros, el de la doble ignorancia. Por un lado, quienes nos preguntan de dónde somos no reconocen -no quieren reconocer- que la identidad sanlorencista fuertemente arraigada en Boedo trasciende la ubicación geográfica de tal o cual instalación o predio del Club. Al fin y al cabo, ninguna otra hinchada tiene tan presente a su barrio de pertenencia en cada una de sus manifestaciones públicas (cantos, causas, movilizaciones) como la Gloriosa.
Por otro, desconocen su propia historia, y esto habla de su falta de identidad casi tanto como de su envidia por nuestra completa identificación boedense. No hay club, dentro del fútbol argentino, que en su momento no haya experimentado una o más mudanzas, ni tampoco que actualmente disponga de todos sus terrenos y sedes en una misma jurisdicción barrial.
¿Acaso te sorprendería hallar el origen de River en la Boca o el del Rojo de Avellaneda en el centro porteño? ¿Qué hay de los parquepatricenses que celebraron su centenario bajo el lema "100pre en el mismo barrio", aunque en realidad nacieron en Pompeya? ¿Y qué decir del club de Liniers, fundado en Floresta, que tuvo canchas en Mataderos y Villa Luro?
A esos y otros casos me voy a referir, archivo histórico mediante, en próximas entregas. No te las pierdas y -ya que estamos- no te pierdas: te voy a sacar a pasear por toda la ciudad.
FUENTE deboedovengo.com
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE II DE IV)
Por Carlos Balboa
Periodista. Escritor. Socio Nro. 67.566.
cb@deboedovengo.com
Boca-River es un commodity totalmente instalado. Obviamente no aspiro, desde estas líneas, a desmontar un negocio millonario que lleva décadas de éxito. Pero la pregunta por la pertenencia barrial de San Lorenzo, convertida en repregunta para el resto, me sirve de excusa para cuestionar hasta qué punto pueden forzarse las supuestas diferencias de aquello que tuvo un origen común.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE II DE IV)
Boca Juniors se fundó un 3 de abril de 1905 en La Boca, más precisamente en la plaza Solís (entre Suárez, Caboto, Olavarría y Ministro Brin). Su primer partido, disputado ante el club Mariano Moreno, se llevó a cabo en la Dársena Sur, frente al Riachuelo. Durante sus inicios (en los que -entre otros colores- vistió una casaca rosada), la institución xeneize ejerció la localía en distintos campos de juego situados en La Boca (el de Independencia Sud, un terreno lindante a Carboneras Wilson e Hijos, otro ubicado en Avenida España al 2.000, etc.), hasta que en 1914 -un año después de su ascenso por decreto a Primera División- se instaló en un predio de la localidad bonaerense de Wilde.
La mudanza no fue bien vista por los socios, que dejaron de pagar masivamente su cuota mensual (sólo quedaron 300). Dos años más tarde, Boca retornó a su barrio de procedencia, al ocupar un terreno de la calle Ministro Brin, hasta que una orden de desalojo lo dejó nuevamente sin cancha. Recién en 1924 inauguró su estadio de tablones en Brandsen y Del Crucero (hoy Del Valle Iberlucea), donde jugó hasta 1937, cuando comenzó a construir La Bombonera (Brandsen, Del Crucero, Aristóbulo del Valle y las vías del Ferrocarril Sud). Pero hasta su terminación, en 1940, padeció su segundo gran desarraigo: debió alquilar la cancha de Ferro y jugar como local en Caballito.
La fusión de los clubes Santa Rosa y La Rosales, ambos de La Boca, habría dado a luz a River Plate en 1901, aunque estudios posteriores certifican que eso realmente ocurrió en 1904. Lo que no admite dudas es el origen boquense de la institución riverplatense, cuya primera cancha tuvo lugar en la Dársena Sur, detrás de las ya citadas Carboneras Wilson, hasta un primer desalojo en 1906.
Durante un año, y para no perder la afiliación, River migró hacia el partido de Avellaneda a fin de ocupar un terreno ubicado cerca del puente chico de Sarandí. Allí jugó hasta 1907, cuando volvió a Dársena Sur, donde incluso llegó a levantar una tribuna. Tribuna que se encargó de derribar -junto con el resto de las instalaciones- una implacable sudestada en 1913. Vale destacar, como si las coincidencias escasearan, que ese año terminó de hermanar a los hoy archirivales: reestructuración mediante, una ampliación en el cupo de participantes de Primera División permitió que Boca ascendiera sin campeonar, y que River no descendiera pese a haber salido último.
Más allá de las tareas de reconstrucción llevadas a cabo en Dársena Sur, para 1914 se registró el desalojo definitivo y el club debió mudarse por una temporada a Caballito, para jugar en Ferro (sí, como los “primos”, pero antes). En 1915, River volvió a La Boca para emplazar su tercera cancha en la manzana conformada por Pinzón, Caboto, Aristóbulo del Valle y Pedro de Mendoza, campo que recién abandonó -junto con el barrio- a fines de 1921.
Del sur al norte de la ciudad, sin escalas: al año siguiente se instaló en Palermo, en un terreno -situado en Tagle y avenida Alvear (hoy Libertador)- que por estos días ocupan la Televisión Pública y la sede central del Automóvil Club Argentino. Inaugurado en 1923, el estadio fue utilizado durante poco más de una década. Para 1934 River compró 5 hectáreas (y recibió otras 3,5 por parte de la Municipalidad) en Belgrano (aunque erróneamente suela hablarse de Nuñez), en un área ganada a la costa cenagosa del Río de la Plata, donde comenzó a construir el Monumental. Lo siguiente es más conocido: inauguración en 1938, primera ampliación en 1958 (con la venta de Sívori) y segunda -y definitiva- en 1977/78 (con el gobierno de facto).
Desde hace tiempo, Boca-River, River-Boca, es -más que ningún otro “clásico” en el fútbol argentino- un commodity: una dualidad diseñada, elaborada, envasada y distribuida con fines preponderantemente comerciales, tanto a nivel local como internacional. Concebido como el duelo por excelencia (“el superclásico”), se trata de un producto que rinde más cuanto mayor es el antagonismo que promete, por lo que desde lo simbólico suele operarse en ese sentido sobre sus componentes. ¿De qué modo? Maquillando las similitudes y enfatizando las diferencias, ubicando a uno en las antípodas del otro.
Así se construyeron, entre otras simplificaciones maniqueas, el Boca obrero versus el River aristocrático, el Boca de garra y pragmatismo versus el River de buen gusto y juego atildado, y el Boca sufrido y pasional versus el River exitoso y atemperado (roles que en buena medida se invirtieron durante los últimos años, a tono con los resultados deportivos de uno y otro). Dicho en criollo: cuanto más opuesto te pintan a un bando del otro, mayor es la rivalidad que comprás, y mejor se cotiza el show que te venden.
¿Pero qué tan genuina es esa diferenciación cuando pensamos en lazos significativos que los revelan, como decía Sumo, No Tan Distintos? ¿Y qué lazo más significativo, en todo caso, que la génesis compartida, que el origen común?
FUENTE deboedovengo.com
Por Carlos Balboa
Periodista. Escritor. Socio Nro. 67.566.
cb@deboedovengo.com
Boca-River es un commodity totalmente instalado. Obviamente no aspiro, desde estas líneas, a desmontar un negocio millonario que lleva décadas de éxito. Pero la pregunta por la pertenencia barrial de San Lorenzo, convertida en repregunta para el resto, me sirve de excusa para cuestionar hasta qué punto pueden forzarse las supuestas diferencias de aquello que tuvo un origen común.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE II DE IV)
Boca Juniors se fundó un 3 de abril de 1905 en La Boca, más precisamente en la plaza Solís (entre Suárez, Caboto, Olavarría y Ministro Brin). Su primer partido, disputado ante el club Mariano Moreno, se llevó a cabo en la Dársena Sur, frente al Riachuelo. Durante sus inicios (en los que -entre otros colores- vistió una casaca rosada), la institución xeneize ejerció la localía en distintos campos de juego situados en La Boca (el de Independencia Sud, un terreno lindante a Carboneras Wilson e Hijos, otro ubicado en Avenida España al 2.000, etc.), hasta que en 1914 -un año después de su ascenso por decreto a Primera División- se instaló en un predio de la localidad bonaerense de Wilde.
La mudanza no fue bien vista por los socios, que dejaron de pagar masivamente su cuota mensual (sólo quedaron 300). Dos años más tarde, Boca retornó a su barrio de procedencia, al ocupar un terreno de la calle Ministro Brin, hasta que una orden de desalojo lo dejó nuevamente sin cancha. Recién en 1924 inauguró su estadio de tablones en Brandsen y Del Crucero (hoy Del Valle Iberlucea), donde jugó hasta 1937, cuando comenzó a construir La Bombonera (Brandsen, Del Crucero, Aristóbulo del Valle y las vías del Ferrocarril Sud). Pero hasta su terminación, en 1940, padeció su segundo gran desarraigo: debió alquilar la cancha de Ferro y jugar como local en Caballito.
La fusión de los clubes Santa Rosa y La Rosales, ambos de La Boca, habría dado a luz a River Plate en 1901, aunque estudios posteriores certifican que eso realmente ocurrió en 1904. Lo que no admite dudas es el origen boquense de la institución riverplatense, cuya primera cancha tuvo lugar en la Dársena Sur, detrás de las ya citadas Carboneras Wilson, hasta un primer desalojo en 1906.
Durante un año, y para no perder la afiliación, River migró hacia el partido de Avellaneda a fin de ocupar un terreno ubicado cerca del puente chico de Sarandí. Allí jugó hasta 1907, cuando volvió a Dársena Sur, donde incluso llegó a levantar una tribuna. Tribuna que se encargó de derribar -junto con el resto de las instalaciones- una implacable sudestada en 1913. Vale destacar, como si las coincidencias escasearan, que ese año terminó de hermanar a los hoy archirivales: reestructuración mediante, una ampliación en el cupo de participantes de Primera División permitió que Boca ascendiera sin campeonar, y que River no descendiera pese a haber salido último.
Más allá de las tareas de reconstrucción llevadas a cabo en Dársena Sur, para 1914 se registró el desalojo definitivo y el club debió mudarse por una temporada a Caballito, para jugar en Ferro (sí, como los “primos”, pero antes). En 1915, River volvió a La Boca para emplazar su tercera cancha en la manzana conformada por Pinzón, Caboto, Aristóbulo del Valle y Pedro de Mendoza, campo que recién abandonó -junto con el barrio- a fines de 1921.
Del sur al norte de la ciudad, sin escalas: al año siguiente se instaló en Palermo, en un terreno -situado en Tagle y avenida Alvear (hoy Libertador)- que por estos días ocupan la Televisión Pública y la sede central del Automóvil Club Argentino. Inaugurado en 1923, el estadio fue utilizado durante poco más de una década. Para 1934 River compró 5 hectáreas (y recibió otras 3,5 por parte de la Municipalidad) en Belgrano (aunque erróneamente suela hablarse de Nuñez), en un área ganada a la costa cenagosa del Río de la Plata, donde comenzó a construir el Monumental. Lo siguiente es más conocido: inauguración en 1938, primera ampliación en 1958 (con la venta de Sívori) y segunda -y definitiva- en 1977/78 (con el gobierno de facto).
Desde hace tiempo, Boca-River, River-Boca, es -más que ningún otro “clásico” en el fútbol argentino- un commodity: una dualidad diseñada, elaborada, envasada y distribuida con fines preponderantemente comerciales, tanto a nivel local como internacional. Concebido como el duelo por excelencia (“el superclásico”), se trata de un producto que rinde más cuanto mayor es el antagonismo que promete, por lo que desde lo simbólico suele operarse en ese sentido sobre sus componentes. ¿De qué modo? Maquillando las similitudes y enfatizando las diferencias, ubicando a uno en las antípodas del otro.
Así se construyeron, entre otras simplificaciones maniqueas, el Boca obrero versus el River aristocrático, el Boca de garra y pragmatismo versus el River de buen gusto y juego atildado, y el Boca sufrido y pasional versus el River exitoso y atemperado (roles que en buena medida se invirtieron durante los últimos años, a tono con los resultados deportivos de uno y otro). Dicho en criollo: cuanto más opuesto te pintan a un bando del otro, mayor es la rivalidad que comprás, y mejor se cotiza el show que te venden.
¿Pero qué tan genuina es esa diferenciación cuando pensamos en lazos significativos que los revelan, como decía Sumo, No Tan Distintos? ¿Y qué lazo más significativo, en todo caso, que la génesis compartida, que el origen común?
FUENTE deboedovengo.com
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE III DE IV)
Por Carlos Balboa
Periodista. Escritor. Socio Nro. 67.566.
cb@deboedovengo.com
Como todos saben, Avellaneda es una ciudad que se disputan dos de los clubes más importantes del fútbol argentino, Independiente y Racing. Pero no muchos están al tanto de que, en honor a la verdad, ninguno de los dos nació en ella.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE III DE IV)
Más allá de la chicana -dolorosa para todo el fútbol argentino- de que hoy el único grande de la zona sea Arsenal de Sarandí, cuando decimos Avellaneda inmediatamente pensamos en Independiente y Racing. Lo curioso es que ninguno de los dos clubes, tan ligados a la ciudad, nació técnicamente en ella.
Sucede que a comienzos del siglo XX, Avellaneda todavía no era Avellaneda. Aún se llamaba Barracas al Sud y era, en definitiva, el Barracas que quedaba del otro lado del Riachuelo. Recién en 1904, un año después de la fundación oficial de Racing, se promulgó la ley que le dio al partido y a su ciudad cabecera el nombre del ex presidente Nicolás Avellaneda.
Racing surgió, el 25 de marzo de 1903, de la fusión de dos clubes creados por estudiantes del Colegio Nacional Central: el Football Club Barracas al Sud y Colorados Unidos del Sud (sí, Colorados). Si bien los jóvenes jugaban en un terreno de Alsina y Colón, cedido por el Mercado Feria del Ganado, el primer partido de Racing -como tal- fue en el barrio porteño de Palermo, donde hoy se ubica la Sociedad Rural.
No se trata del único lazo racinguista con la Capital Federal, ya que además de contar con su sede principal en Avellaneda, el club dispone de un anexo en el barrio de Villa del Parque desde 1940. Por otro lado, antes de hacer su actual cancha de cemento -finalizada en 1950- estuvo a punto de construir una en Retiro, donde actualmente se encuentra el hotel Sheraton, propuesta que llegó a dirimirse en una asamblea de socios, en la que el “no” ganó por escasos votos.
Para 1981, la Municipalidad de Avellaneda clausuró el “Cilindro” por falta de mantenimiento y el estadio se convirtió en un basural. Llegó, inclusive, a ser utilizado como depósito de papas. A esos tiempos de inquilinato debe añadirse una insólita innovación en esto del nomadismo, suscitada en el compás de espera entre el ascenso de 1985 y el inicio del certamen de Primera: el alquiler del plantel a un club mendocino (Argentino de Mendoza).
Además de sus instalaciones en Avellaneda, Independiente dispone de una sede en el barrio de Flores y de complejos deportivos en las localidades bonaerenses de Wilde y Villa Domínico. Pero su origen se sitúa en el barrio porteño de Monserrat.
En 1904, los empleados de “A la Ciudad de Londres”, una de las tiendas más elegantes de la antigua Buenos Aires (ubicada a dos cuadras de Plaza de Mayo, en la esquina de Perú y Victoria -actual Hipólito Yrigoyen-), fundaron el club Maipo Banfield para intervenir en torneos de fútbol con equipos de otras firmas comerciales.
Pese a que pagaban su cuota como los demás, los socios menores de edad no estaban autorizados a participar de dichos partidos, lo que dio lugar a una escisión. Reunidos en un bar de las calles Victoria y Bolívar, el 4 de agosto de 1904 ocho jóvenes de entre 14 y 17 años resolvieron crear el Independiente Football Club. Rosendo Degiorgi -uno de los ocho- fue nombrado presidente, y en su casa de Montevideo 1.585, frente a la plaza Vicente López y Planes, en pleno barrio de Recoleta, se improvisó la primera sede del club. Una segunda fecha de fundación es hoy tomada como la oficial. Sucede que no quedaron registros de lo acordado en 1904, y la más antigua acta que se conserva data del 1 de enero de 1905, cuando se realizó una reunión de Asamblea Directiva que nombró socios fundadores a todos los inscriptos hasta ese momento.
Para tener su primer campo de juego, Independiente alquiló un predio en Gaona y Bella Vista (Donato Álvarez), en lo que ahora es Plaza Irlanda, en el barrio de Caballito. A fines de 1905 mudó su cancha a la Avenida Boyacá (en Flores), y poco después a la Avenida San Martín (por Paternal). En 1906, la Escuela del Oeste le cedió un terreno en Tagle y Avenida Alvear (Av. del Libertador), en el límite entre Palermo y Recoleta, que luego ocuparía River.
Recién en la quinta mudanza, sobre el cierre de 1906, el club se asentó en Barracas al Sud, en un terreno de Manuel Ocantos al 600. Y hacia 1910 pasó al cercano predio de La Crucecita, donde erigió tribunas de madera que un voraz incendio destruiría en 1923. (Curiosidad histórica: “A la Ciudad de Londres”, la tienda tan vinculada con los albores de Independiente, había sucumbido al fuego en 1910).
El desastre caló tan hondo que los dirigentes del Rojo determinaron que la nueva cancha -la de “La Doble Visera”- fuera construida con cemento, material no combustible, pero mucho más costoso y hasta entonces jamás usado para un estadio en Latinoamérica. Las obras, que se llevaron a cabo en un terreno baldío conocido como “el Pantano de Ohaco”, culminaron el 4 de marzo de 1928. Unas ocho décadas más tarde, tras un inquilinato en lo de los vecinos, el CAI estrenó el “Libertadores de América” en la misma locación (y, poco después, en distinta divisional). Casa nueva, vida nueva, dicen, pero ese es otro tema.
En definitiva, Independiente y Racing son dos claros ejemplos de instituciones de desarrollo itinerante, que sólo pueden trasladarle a San Lorenzo la pregunta retórica que da nombre a estas columnas, ¿de qué barrio sos?, desconociendo sus propias idas y venidas históricas. Pero después de tantos viajes, mejor hacer un alto en el camino. Al menos hasta la próxima y última entrega. No te (la) pierdas.
Por Carlos Balboa
Periodista. Escritor. Socio Nro. 67.566.
cb@deboedovengo.com
Como todos saben, Avellaneda es una ciudad que se disputan dos de los clubes más importantes del fútbol argentino, Independiente y Racing. Pero no muchos están al tanto de que, en honor a la verdad, ninguno de los dos nació en ella.
¿DE QUÉ BARRIO SOS? (PARTE III DE IV)
Más allá de la chicana -dolorosa para todo el fútbol argentino- de que hoy el único grande de la zona sea Arsenal de Sarandí, cuando decimos Avellaneda inmediatamente pensamos en Independiente y Racing. Lo curioso es que ninguno de los dos clubes, tan ligados a la ciudad, nació técnicamente en ella.
Sucede que a comienzos del siglo XX, Avellaneda todavía no era Avellaneda. Aún se llamaba Barracas al Sud y era, en definitiva, el Barracas que quedaba del otro lado del Riachuelo. Recién en 1904, un año después de la fundación oficial de Racing, se promulgó la ley que le dio al partido y a su ciudad cabecera el nombre del ex presidente Nicolás Avellaneda.
Racing surgió, el 25 de marzo de 1903, de la fusión de dos clubes creados por estudiantes del Colegio Nacional Central: el Football Club Barracas al Sud y Colorados Unidos del Sud (sí, Colorados). Si bien los jóvenes jugaban en un terreno de Alsina y Colón, cedido por el Mercado Feria del Ganado, el primer partido de Racing -como tal- fue en el barrio porteño de Palermo, donde hoy se ubica la Sociedad Rural.
No se trata del único lazo racinguista con la Capital Federal, ya que además de contar con su sede principal en Avellaneda, el club dispone de un anexo en el barrio de Villa del Parque desde 1940. Por otro lado, antes de hacer su actual cancha de cemento -finalizada en 1950- estuvo a punto de construir una en Retiro, donde actualmente se encuentra el hotel Sheraton, propuesta que llegó a dirimirse en una asamblea de socios, en la que el “no” ganó por escasos votos.
Para 1981, la Municipalidad de Avellaneda clausuró el “Cilindro” por falta de mantenimiento y el estadio se convirtió en un basural. Llegó, inclusive, a ser utilizado como depósito de papas. A esos tiempos de inquilinato debe añadirse una insólita innovación en esto del nomadismo, suscitada en el compás de espera entre el ascenso de 1985 y el inicio del certamen de Primera: el alquiler del plantel a un club mendocino (Argentino de Mendoza).
Además de sus instalaciones en Avellaneda, Independiente dispone de una sede en el barrio de Flores y de complejos deportivos en las localidades bonaerenses de Wilde y Villa Domínico. Pero su origen se sitúa en el barrio porteño de Monserrat.
En 1904, los empleados de “A la Ciudad de Londres”, una de las tiendas más elegantes de la antigua Buenos Aires (ubicada a dos cuadras de Plaza de Mayo, en la esquina de Perú y Victoria -actual Hipólito Yrigoyen-), fundaron el club Maipo Banfield para intervenir en torneos de fútbol con equipos de otras firmas comerciales.
Pese a que pagaban su cuota como los demás, los socios menores de edad no estaban autorizados a participar de dichos partidos, lo que dio lugar a una escisión. Reunidos en un bar de las calles Victoria y Bolívar, el 4 de agosto de 1904 ocho jóvenes de entre 14 y 17 años resolvieron crear el Independiente Football Club. Rosendo Degiorgi -uno de los ocho- fue nombrado presidente, y en su casa de Montevideo 1.585, frente a la plaza Vicente López y Planes, en pleno barrio de Recoleta, se improvisó la primera sede del club. Una segunda fecha de fundación es hoy tomada como la oficial. Sucede que no quedaron registros de lo acordado en 1904, y la más antigua acta que se conserva data del 1 de enero de 1905, cuando se realizó una reunión de Asamblea Directiva que nombró socios fundadores a todos los inscriptos hasta ese momento.
Para tener su primer campo de juego, Independiente alquiló un predio en Gaona y Bella Vista (Donato Álvarez), en lo que ahora es Plaza Irlanda, en el barrio de Caballito. A fines de 1905 mudó su cancha a la Avenida Boyacá (en Flores), y poco después a la Avenida San Martín (por Paternal). En 1906, la Escuela del Oeste le cedió un terreno en Tagle y Avenida Alvear (Av. del Libertador), en el límite entre Palermo y Recoleta, que luego ocuparía River.
Recién en la quinta mudanza, sobre el cierre de 1906, el club se asentó en Barracas al Sud, en un terreno de Manuel Ocantos al 600. Y hacia 1910 pasó al cercano predio de La Crucecita, donde erigió tribunas de madera que un voraz incendio destruiría en 1923. (Curiosidad histórica: “A la Ciudad de Londres”, la tienda tan vinculada con los albores de Independiente, había sucumbido al fuego en 1910).
El desastre caló tan hondo que los dirigentes del Rojo determinaron que la nueva cancha -la de “La Doble Visera”- fuera construida con cemento, material no combustible, pero mucho más costoso y hasta entonces jamás usado para un estadio en Latinoamérica. Las obras, que se llevaron a cabo en un terreno baldío conocido como “el Pantano de Ohaco”, culminaron el 4 de marzo de 1928. Unas ocho décadas más tarde, tras un inquilinato en lo de los vecinos, el CAI estrenó el “Libertadores de América” en la misma locación (y, poco después, en distinta divisional). Casa nueva, vida nueva, dicen, pero ese es otro tema.
En definitiva, Independiente y Racing son dos claros ejemplos de instituciones de desarrollo itinerante, que sólo pueden trasladarle a San Lorenzo la pregunta retórica que da nombre a estas columnas, ¿de qué barrio sos?, desconociendo sus propias idas y venidas históricas. Pero después de tantos viajes, mejor hacer un alto en el camino. Al menos hasta la próxima y última entrega. No te (la) pierdas.
al final, sos de boca, de Rafaela??? saltas siempre, no entiendo que tanto te atrae esto que nada tiene que ver con tu equipo
si si ya se
+18
no me olvido
pero sigo sin entender, perdieron con la empresa y acá nadie dijo nada.
evidentemente San Lorenzo...
te quita el sueño
si si ya se
+18
no me olvido
pero sigo sin entender, perdieron con la empresa y acá nadie dijo nada.
evidentemente San Lorenzo...
te quita el sueño
si, en eso comparto... un velez que salga a buscar no va a ser lo mismo que un arsenal que se cierra.. o un rafaela que en cancha chica la aprovecha bien!
yo sabia q era el mas dificil de los 3 partidos, esperemos que se asi, ahora a confirmar contra el pincha que no va a ser facil... complica porque se cierra tambien! pero el gasometro es enorme.. esperemos romperlos temprano! asi no se sufre tanto!
yo sabia q era el mas dificil de los 3 partidos, esperemos que se asi, ahora a confirmar contra el pincha que no va a ser facil... complica porque se cierra tambien! pero el gasometro es enorme.. esperemos romperlos temprano! asi no se sufre tanto!
mercosur nosotros ganamos la 4ta edicion!!! las otras 3 la ganaron los brazucas.. la 1ra, fue del palmeiras q nos elimino en semi, la 3ra del cruceiro q nos elimino en 4tos! y la cuarta la nuestra.. bien adentro la tuvo el flamenco!
muy bueno todo! lo de boca y river lo conocia... no sabia del boca que deambulo por ahi, pero si mas o menos su nacimiento!
de racin club y de indensingente ahi si q no sabia q no eran de donde eran ajajaj
de racin club y de indensingente ahi si q no sabia q no eran de donde eran ajajaj
lo de Nole fue terrible.. y los bosteros lo silbaban ayer jajaja
amargos!! les dolio adentro esa!!! ajaj
amargos!! les dolio adentro esa!!! ajaj
alontrariooo yo queria que ganen! cabezas de huevos!
jajaj
ensima lo estaba mirando en la casa de un amigo todos bosteros..mamitaa eran rafeala.com.
menos mal que en el segundo de san lorenzo el arquero se olvido las manos .
jajaj
ensima lo estaba mirando en la casa de un amigo todos bosteros..mamitaa eran rafeala.com.
menos mal que en el segundo de san lorenzo el arquero se olvido las manos .
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