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Heynckes: "Fue una simbiosis perfecta"


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=HNovzQ02Swg

 

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Muy pocos entrenadores han conseguido poner punto y final a su carrera de un modo tan brillante. Jupp Heynckes, de 68 años, pertenece a ese grupo de privilegiados que lo han logrado. El técnico alemán coronó en 2013 su trayectoria en los banquillos con la conquista de un trébol histórico: Liga, Copa y Liga de Campeones de la UEFA al frente del Bayern de Múnich. Gracias a su gesta, el que fuera delantero de la Mannschaft y el tercer máximo goleador en la historia de la Bundesligainscribió su nombre junto al de algunos de los entrenadores más importantes del fútbol mundial.

Con gran experiencia y la mezcla perfecta de equilibrio y sed insaciable de victoria, Heynckes formó un colectivo capaz de aunar la posesión de balón, la presión al rival y un dinamismo constante. Ahora aprovecha para ponerse cómodo y seguir desde la distancia la próxima cita mundialista en Brasil. El Entrenador Mundial del Año 2013 habló en exclusiva con FIFA.com.

Sr. Heynckes, atrás dejó un año excepcional en el que levantó tres títulos. Con la perspectiva que da el paso del tiempo, ¿podría decirnos cómo vivió aquellas semanas de mayo?
Por televisión se pudo comprobar que aquello no fue solamente fútbol del más alto nivel, sino también una cuestión emocional, especialmente cuando nos proclamamos campeones de Liga, ganamos la Liga de Campeones en Londres y, por último, conquistamos la Copa alemana. Fueron unas semanas apoteósicas que nos impactaron a todos. Pero cuando te encuentras en el ojo del huracán, no tienes tiempo de mirar a tu alrededor. Vas como por una especie de túnel y sólo estás concentrado en tu próximo objetivo.

¿Se da uno cuenta inmediatamente de la trascendencia de sus éxitos o tarda un tiempo en comprenderlo todo?
Las reacciones de los jugadores, del cuerpo técnico y de las personas que te rodean te hacen darte cuenta enseguida de lo que has conseguido. Ahí es cuando tomas conciencia de verdad de tus logros. Después de ganar la Bundesliga tuvimos que afrontar la final de la Liga de Campeones. Cuando la ganamos, llegó la final de Copa. Por eso fue complicado gestionarlo todo y mantener al máximo la concentración y la motivación. Pero por supuesto que nos dimos cuenta de nuestros éxitos. Para la generación de [Arjen] Robben, [Franck] Ribéry, [Philipp] Lahm, [Bastian] Schweinsteiger, [Daniel] van Buyten y [Claudio] Pizarro, los jugadores más veteranos, fue tremendamente importante obtener este triunfo histórico.

Fue elegido Entrenador Mundial del Año 2013. ¿Qué significa para usted semejante distinción?
Fue un gran honor y una inmensa alegría recibir este galardón. Pero ocurre lo mismo que en una orquesta sinfónica: el director no es nadie sin su orquesta y viceversa. En el fútbol también es así. Un equipo necesita un buen entrenador, y si además quiere triunfar a nivel internacional, debe contar con jugadores de talla mundial. Yo los tuve el año pasado. La del Bayern fue una simbiosis perfecta. Hubo armonía entre la plantilla, el cuerpo técnico y la cúpula directiva. Incluyo además a todos los integrantes del club. Formamos un grupo de personas extraordinarias, desde el departamento médico hasta el guardia de la puerta. La motivación era fantástica, todos sentíamos verdadera devoción por nuestro trabajo y, por encima de todo, había una gran disciplina, tanto a nivel individual como colectivo. Para cosechar éxitos, es fundamental no tener que estar todo el día exigiendo cosas.

Juergen Klopp y usted. Fueron dos los técnicos alemanes finalistas a Entrenador Mundial del Año. ¿Lo considera otro premio a la calidad de la Bundesliga
Desde luego que cada vez resulta más interesante observar con qué respeto se habla en otros países de la Bundesliga, de su nivel, de los estadios, del ambiente familiar que se respira y, cómo no, de su fútbol. Esto demuestra que tanto la Asociación Alemana de Fútbol como la Liga han hecho muchas cosas bien en las últimas décadas, entre las que destacan la creación de centros de alto rendimiento. Creo sinceramente que el fútbol alemán nunca había tenido tanto talento como ahora.

Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Franck Ribéry fueron los tres atacantes nominados a Jugador Mundial del Año. Usted mismo fue un delantero muy prolífico. ¿Qué opinión le merecen estos tres jugadores?
Estamos hablando de un trío de futbolistas maravillosos, cada cual con unas cualidades excepcionales. Messi ha arrasado en los últimos cuatro años en la elección del Jugador Mundial del Año. Es un genio a la altura de [Diego Armando] Maradona y Pelé. Cristiano Ronaldo tiene un estilo de juego fantástico, su condición física es espectacular y posee un olfato goleador sin igual. Se trata también de un jugador único. Por su parte, Frank Ribéry se ha convertido en un jugador de equipo en los dos últimos años con el Bayern. Sus cualidades individuales, tanto para servir asistencias como para marcar goles, son impresionantes, pero quizá no llegue al nivel de Messi y Cristiano. No obstante, sí que ha aprendido a trabajar en defensa y sacrificarse por el equipo. Creo, además, que ése fue también nuestro triunfo el año pasado: jugamos siempre como un gran bloque. Y Franck Ribéry fue un pilar fundamental.

Si tuviera que elegir entre jugadores de la década de 1970 y de la actualidad, ¿con cuáles se quedaría?
Cada cual tiene su momento. No tiene sentido comparar aquella época con la actual. Opino que si hoy día, y con las condiciones de entrenamiento actuales, hubiera un [Karl-Heinz] Rummenigge, un [Franz] Beckenbauer, un Gerd Mueller o un Guenter Netzer, jugarían igual de bien y serían también unos futbolistas fantásticos. No podemos comparar épocas distintas. Por eso es muy difícil decir quién ha sido el mejor de todos los tiempos. Maradona o Pelé, Messi o [Zinédine] Zidane... Y no nos olvidemos de [Johan] Cruyff. Todos fueron grandes futbolistas.

Hablemos de la Copa Mundial de la FIFA 2014. ¿Qué opciones cree que tiene Alemania
A mi juicio, tiene muchas opciones de hacer algo grande, aunque sabemos por experiencia lo que cuesta triunfar en Sudamérica. Las condiciones climatológicas, las grandes distancias... No será sencillo. Pero contamos con un plantel amplísimo, con dos jugadores en cada posición. Aún así, hay varias cuestiones que sería conveniente aclarar: ¿Se recuperará a tiempo Sami Khedira? ¿Llegará Schweinsteiger en su mejor momento de forma? ¿Volverá a ir convocado [Ilkay] Gundogan? Éstos son para mí los principales interrogantes. En cualquier caso, Alemania está en el círculo de favoritos junto con Argentina, Brasil y también España, claro.

Pese a que la historia nos advierte de lo difícil que será proclamarse campeón del mundo en Sudamérica, nuestro deber es viajar a Brasil con mucho orgullo y decir: '¡Queremos ser campeones del mundo!' Hay que transmitírselo a los jugadores, hay que inculcárselo. El año pasado, y desde un principio, les dije a mis futbolistas qué cosas debíamos cambiar, en qué podíamos mejorar. Les convencí de que podíamos ganarlo todo si rendíamos a nuestro mejor nivel. Lógicamente, también entran en juego otros muchos factores. Es muy importante que funcionen todas las ruedas del engranaje. Y así sucedió en el Bayern el año pasado. En definitiva, creo que Alemania tiene muchas posibilidades de ganar el Mundial de Brasil 2014.

Usted fue campeón del mundo en 1974. ¿Qué significa este torneo para un jugador?
Es una plataforma internacional. Cuando uno gana la Liga de Campeones, pasa a ser conocido en todo el planeta. En los Mundiales siempre aparecen estrellas nuevas, se consolidan grandes figuras y brota savia nueva. Y Brasil no será una excepción. Seguro que más de una selección renace de sus cenizas cual ave fénix, mientras que otras, de las cuales se espera mucho, serán incapaces de estar a la altura. Con todo, creo que pese al clima y a las grandes distancias, volveremos a asistir a un torneo fabuloso.

Siempre entrenó a clubes. ¿Nunca le interesó la selección nacional? ¿O, simplemente, no surgió la oportunidad? 
Tuve tres ofertas de la Asociación Alemana de Fútbol. Una de ellas me llegó cuando entrenaba al Benfica de Lisboa, y las otras dos veces fui yo quien no quiso dar el paso. Siempre he preferido el trabajo diario del entrenador en un club. Creo que no me he perdido nada. Mi profesión me lo ha dado todo, y me ha permitido ejercer mi pasión. La comunicación diaria con los jugadores, los entrenamientos diarios... Eso era lo interesante, y así fue como me desarrollé como persona y técnico. En la selección es distinto, pero ahora es demasiado tarde. Ya no tengo que darle más vueltas a esas cosas.

 

 





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