Pecho de Yelo -II-
“Pecho de Yelo II”
En Pinamar hacían cómo 4 -* bajo cero.
“Pecho de Yelo” estaba parado en el balcón, con pantalón corto y musculosa.
Los vecinos de su lujoso piso en la esquina de Bunge y Costanera ya no le daban bola, al principio se asombraron y no entendían cómo un pibe que acomodaba reposeras y sombrillas en las playas de “El mas allá” había juntado tanta guita cómo para ir a vivir a ese edificio, se rumoreaba que había sido uno de los “pitufos” del Intendente Altieri, también decían que tenía que ver con una red de juego y prostitución que manejaba un tal Maxi desde Bahía Blanca; otros aseguraban que era “lavandera” de un tal Amado, un gordito de Mar del Plata que escaló bastante en la política……
El asunto es que el tipo vivía muy tranqui, gozando la vista del mar, enojado porque en verano hacía mucho calor y la playa se llenaba de gente y minas (también se rumoreaba que tenía cierta fobia hacia el sexo femenino, dicen eh !!, no lo puedo asegurar)
Entró a la habitación resoplando fuerte, paradójicamente estaba muy caliente, le dijo a su ayudante preparame el móvil que nos vamos a Mendoza, le voy a dar una lección al Jonak ése !!
El móvil en cuestión era un transporte de súper congelados, obviamente con equipos de aire reforzados para llegar a los 25* bajo cero, que era la temperatura ideal para viajar según “Pecho de Yelo”, tenía una suite con king size, decorada con fotos del Ricky Fort, Stallone y Travolta, un plasma de 42”, ducha escocesa, cocina comedor con muebles de acero inoxidable y, obviamente, un sistema de computación que le permitía seguir las alternativas de PPM en todo momento.
Mientras tanto, a 1200 Km. de distancia, el “Dónde perdiste los dientes” parecía una caldera a punto de estallar.
Los muchachos simpatizantes de la visita no habían tenido demasiado problemas para superar los controles, se puso un poquito pesado el último puesto pero una oportuna llamada de “alguien” con el jefe del operativo solucionó rápidamente el asunto y allí estaban, en la cabecera norte, los trapos verdes del sindicato se mezclaban con los amarillos y blancos del Expreso, el tetra tenía circulación libre y abundante, el humo de “esos cigarros extraños que te dan risa” (Arjona dixit) se confundía con el humo de las bengalas, los bombos y redoblantes atronaban el aire y las gargantas se unían en el clásico canto de guerra……”por que esta noche, cueste lo que cueste…..”
La cabecera sur estaba copada “La 14”, fracción de la barra que se había quedado con el poder luego que una batida mandara en cana al “Osito”; resulta que contaron que tenía un currito con el “Rengo” Aguilera, ex jefe de la barra del Tomba; casualmente hoy en el penal de Almafuerte, el de máxima seguridad en la Provincia.
“La 14” era comandada por “Colorita” (Colo de día, Rita de noche) que se trataba de una persona muy extraña a la vista, estatura normal (1 setenta y pico, creo), cabello rojizo enrulado hasta los hombros, unas gomas de 120 o 130, buena cola y unos bíceps trabajados en el gym que serían la envidia de cualquier boxeador.
Decían que en sus horarios nocturnos (cuándo laburaba de Rita) era uno de los más solicitados, y también decían que era doble vía (recibía y daba) y que cuando le tocaba ir había que prepararse porque calzaba un trabuco más que interesante.
El clima era similar a la otra tribuna, humos varios, líquidos varios, gargantas rojas y un universo de trapos azules y rojos; sólo que el cantito era…”veni veni veni, sacale una foto…..”
En los camarines el aire también estaba denso, no había ninguna diferencia entre locales y visitantes, los técnicos ya habían dibujado las estrategias, los capitanes arengando acerca de la batalla que se venía, los veteranos tranquilizando a los pibes que no paraban de sacar filo a sus cuchillas y golpear los sticks en el piso, algunos de los polacos tomándose la última vuelta de vodka cosa de entrar más entonados…. En fin, las cosas normales antes de un clásico…..
En su bunker ubicado en el 2* piso del estadio Jonak sonreía misterioso. Terminaba de cortar su teléfono satelital (“no lo pueden pinchar, viste ?”) un informante le pasó la novedad que por el Arco de Desaguadero (entrada a la Provincia de Mendoza por Ruta 7)(de paso hacemos de guías de turismo je je) acababa de pasar un camión muy extraño, que respondía a las características del móvil de “Pecho de Yelo”
Jonak meditó en silencio : éste pibe, a qué viene ? Si es por el partido, no hay drama, a los del Expreso le partimos el tujes sin transpirar; si es por la carga ésa de hielo rolito “especial” que entró por Chile con rumbo a Pinamar y se robaron el contenedor, yo no tuve nada que ver ( en éste momento permítaseme dudar, sabido es la costumbre que tiene el Jonak éste de mejicanear lo que pueda); será por el asunto de la Yesi y la Yoana, dos pibas mendocinas que fueron a trabajar a la costa y se olvidaron de entregar el diezmo correspondiente a la gente de “Pecho”( o mandaron la guita para acá ?, no me acuerdo se dijo Jonak)…… mejor lo recibimos cómo una visita importante y listo……
E inmediatamente envió un mensaje privado por PPM
“Pecho de Yelo” sintió el bip en su tablet, se asombró al ver un mensaje de Jonak que decía : “Estimado amigo, anoticiado de su presencia en ésta tierra, deseo invitarlo se arrime por el estadio a efectos que podamos platicar en forma personal y, porque no, compartir algunas entremeses acompañadas de bebidas espirituosas, a cuyo efecto ya tenemos disponible una apreciable cantidad de hielo”
“Pecho” sonrió, para sus adentros dijo “si éste pibe supiera a que vengo, seguro me recibía de otra forma…. Ni se la espera el dolobu”
Inmediatamente contestó: “Apreciado Jonak, agradezco profundamente su cordial invitación, en breves momentos estaré disfrutando de su compañía; en cuánto al hielo no se preocupe, algunas bolsitas llevamos je je “
Jonak leyó el mensaje, sonrió y le dijo a su asistente personal: “Tráeme al Colorita, lo voy a poner al frente del comité de recepción”
Continuará……..
Desde San Rafael, corazón de Mendoza
Yayo
El que juega que es escritor….
Condividi su Facebook Condividi su Twitter Condividi su MySpace