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haber ludmila jajajaja te estoy diciendo que no te voto no discuto tus planteos y estas molesto? entonces fran si no es contrata un sicario !!!!!
bien bien aca laburando, buscando al mafioso... pero veo que lo encontre... seguis matando gente por ahi?? como va el negocio de la mafia??
che y puede haber mas de 3 mafias, mas de 1 detective y mas de un medico? me la debes pq me acabas de romper el tuje en la liga querido bencho, jaja
Claramente habla de tres mafias. Matamos 2 queda uno. Al detective lo hicieron percha de toke. A el medico lo llevan a la horca, casi seguro.
Mostro, decinos a quien si votar. A quien no, no estaria sirviendo...
Lo dicho anteriormente.
Votar voten a quien les paresca yo pistas encuentro poquitas pero bueno.
Mis sospechosos:
ivan,leo,tincho en ese orden
Votar voten a quien les paresca yo pistas encuentro poquitas pero bueno.
Mis sospechosos:
ivan,leo,tincho en ese orden
hacer cagar al medico con corazón mafioson.
Vamos a ver quien caga la fruta esta noche. Si lo matan a fran, leo o tinchin nos hace un favor y nos ahorra una votacion! Jajaja
Perdón! tuve que gastar un poco de energía para ganarte porque estaba con el equipo B.
Y por lo que preguntas ya te contesto perfecto Seba alias Ramon Diaz
Y por lo que preguntas ya te contesto perfecto Seba alias Ramon Diaz
Cuando el hombre llega a la calle un relámpago lo sorprende. Luego de arreglarse la corbata enciende un cigarrillo y piensa, no se va a dejar ganar por el pesimismo en una noche que se presenta fulera en cuanto al clima. Observa el trafico demorado, estático. Todos los martes es lo mismo, casi todos los días es lo mismo pero los martes es peor. Apoya el maletín en el suelo, marca un número en su celular. La primera vez falla, pero a la segunda se comunica, avisa de la demora y dice voy para allá.
El hombre no alcanza a alzar la mano, ni siquiera lo ha visto pero la puerta abierta de un taxi ya lo introduce al interior mientras la primera gota de lluvia lo alcanza por la espalda. Indica la dirección y termina de acomodarse con un poco de complacencia. El día parece destinado a terminar en una noche espléndida. Que llueva nomás.
–Hay unos pesos de propina para usted si logra salir pronto de este quilombo.
–Sé de otro camino– sugiere el conductor sin darse vuelta.
–Bien, vayamos por él, tengo apuro.
El taxi gira como escurriéndose. Al doblar, el hombre percibe algo así como un golpe de silencio; luego, poco a poco, va recuperando los sonidos de la ciudad, pero éstos le llegan distintos, apagados y lejanos. Intuye una especie de vértigo, una extraña sensación de caída, como en los sueños. Trata de observar a través de la ventanilla pero la lluvia entorpece y la niebla parece haberse depositado al nivel de los ojos. Hay algunos transeúntes andando por ahí, aunque logra verlos apenas. De pronto, sin aviso, comienza a dolerle la cabeza. Y es absurdo lo que ve, la gente parece andar lenta, como si el movimiento se le trabara; a algunos los nota desmesuradamente altos, otros se le antojan niños, aunque caminan encorvados. No puede ser, piensa, estoy mareado. El conductor entra de repente a escena. El hombre podría jurar que hace un rato no estaba allí, ¿cómo puede ser?, intenta gritar y es como si un trapo en la garganta le sofocara el grito y se siente abandonado en el asiento de atrás. La calle desolada exagera la noche. Los instantes se alargan en la cabeza del pasajero, el cuerpo se afloja, los brazos pesan, los pensamientos luchan por acomodarse. El taxista, es oscuro, tan oscuro y él ahí adentro. El irresistible túnel lo envuelve y se lo traga.
Despierta recostado sobre una mesa, el efecto de la burundanga ya a pasado. Trata de gritar pero esta amordazado. Mira a su alrededor. Esta en un cuarto negro con inscripciones rojas y lleno de velas que parece haber sido preparado para un ritual. Al fondo puede distinguir a un ser oscuro, parece ser el taxista que lo había recogido unas horas antes. Recuerda su entrenamiento militar, de cuando era soldado en Pakistán rescatando niños que luego pretendían ser usados como jinetes de dromedarios. Intenta luchar contra sus ataduras pero es inútil. El mafioso toma sus piernas y las dobla hasta que sus rodillas presionan su estomago. Esta en posición fetal, desnudo, indefenso. Su cuerpo es preparado rituálmente rociándole leche de rinoceronte encima. Entonces empieza de a poco, un supositorio de jabón zote, un pepinillo, un pepino mas grande... Comienza ahora el combo fatal. El Titan, el Immense Ivan, luego el Black Destroyer y para finalizar, arremete con todo con la gran estrella: The Moby.
Al otro día el cuerpo de Nicolas se encontró en un descampado, doblado adentro de una bolsa de consorcio; evidentemente su cuerpo no soporto tal vejación. Cuando Mariano, el oficial que reviso la escena, vio el cuerpo documentó que una sustancia pegajosa, como leche de ternero, impregnaba el cuerpo. La forense Claudia, a la que le decían "la yeta", dijo que podría ser leche de cebra, lo que desconcertó aun mas la investigación.
A su velatorio asistieron los 12 empleados del club San Martín Lions donde Nico trabajaba. Lo velaron boca abajo porque hasta muerto le seguía doliendo toda su humanidad. La villa a recibido otro golpe de la mafia y no dejaran pasar esta muerte sin ajusticiar a alguien.
Muere vejado sexualmente NicoRiverPlay. Ciudadano.
Comienza el DÍA (hasta el jueves 23:00hs)
El hombre no alcanza a alzar la mano, ni siquiera lo ha visto pero la puerta abierta de un taxi ya lo introduce al interior mientras la primera gota de lluvia lo alcanza por la espalda. Indica la dirección y termina de acomodarse con un poco de complacencia. El día parece destinado a terminar en una noche espléndida. Que llueva nomás.
–Hay unos pesos de propina para usted si logra salir pronto de este quilombo.
–Sé de otro camino– sugiere el conductor sin darse vuelta.
–Bien, vayamos por él, tengo apuro.
El taxi gira como escurriéndose. Al doblar, el hombre percibe algo así como un golpe de silencio; luego, poco a poco, va recuperando los sonidos de la ciudad, pero éstos le llegan distintos, apagados y lejanos. Intuye una especie de vértigo, una extraña sensación de caída, como en los sueños. Trata de observar a través de la ventanilla pero la lluvia entorpece y la niebla parece haberse depositado al nivel de los ojos. Hay algunos transeúntes andando por ahí, aunque logra verlos apenas. De pronto, sin aviso, comienza a dolerle la cabeza. Y es absurdo lo que ve, la gente parece andar lenta, como si el movimiento se le trabara; a algunos los nota desmesuradamente altos, otros se le antojan niños, aunque caminan encorvados. No puede ser, piensa, estoy mareado. El conductor entra de repente a escena. El hombre podría jurar que hace un rato no estaba allí, ¿cómo puede ser?, intenta gritar y es como si un trapo en la garganta le sofocara el grito y se siente abandonado en el asiento de atrás. La calle desolada exagera la noche. Los instantes se alargan en la cabeza del pasajero, el cuerpo se afloja, los brazos pesan, los pensamientos luchan por acomodarse. El taxista, es oscuro, tan oscuro y él ahí adentro. El irresistible túnel lo envuelve y se lo traga.
Despierta recostado sobre una mesa, el efecto de la burundanga ya a pasado. Trata de gritar pero esta amordazado. Mira a su alrededor. Esta en un cuarto negro con inscripciones rojas y lleno de velas que parece haber sido preparado para un ritual. Al fondo puede distinguir a un ser oscuro, parece ser el taxista que lo había recogido unas horas antes. Recuerda su entrenamiento militar, de cuando era soldado en Pakistán rescatando niños que luego pretendían ser usados como jinetes de dromedarios. Intenta luchar contra sus ataduras pero es inútil. El mafioso toma sus piernas y las dobla hasta que sus rodillas presionan su estomago. Esta en posición fetal, desnudo, indefenso. Su cuerpo es preparado rituálmente rociándole leche de rinoceronte encima. Entonces empieza de a poco, un supositorio de jabón zote, un pepinillo, un pepino mas grande... Comienza ahora el combo fatal. El Titan, el Immense Ivan, luego el Black Destroyer y para finalizar, arremete con todo con la gran estrella: The Moby.
Al otro día el cuerpo de Nicolas se encontró en un descampado, doblado adentro de una bolsa de consorcio; evidentemente su cuerpo no soporto tal vejación. Cuando Mariano, el oficial que reviso la escena, vio el cuerpo documentó que una sustancia pegajosa, como leche de ternero, impregnaba el cuerpo. La forense Claudia, a la que le decían "la yeta", dijo que podría ser leche de cebra, lo que desconcertó aun mas la investigación.
A su velatorio asistieron los 12 empleados del club San Martín Lions donde Nico trabajaba. Lo velaron boca abajo porque hasta muerto le seguía doliendo toda su humanidad. La villa a recibido otro golpe de la mafia y no dejaran pasar esta muerte sin ajusticiar a alguien.
Muere vejado sexualmente NicoRiverPlay. Ciudadano.
Comienza el DÍA (hasta el jueves 23:00hs)
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