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Argentina |
Excelente relato Bencho! ansioso por el relato de esta noche, y si bostero tenia que ser con tanta magia.
Haceme caso, yo vengo con un 100% de efectividad.
A Lepra, si. Va puntero con amplia ventaja.
Despues tengo dos mas, pero muuuchos escalones mas abajo.
Despues tengo dos mas, pero muuuchos escalones mas abajo.
El relato de hoy seguramente sea disuasivo. Pero insisto, liquidemos a leoMAIZteeeeeee!!!!!!!
Hay algo que es seguro.
Hoy no muere Lepra NOB ni leo.
Lepra por ser sospechoso del pueblo, y leo por ser mafia ja
Hoy no muere Lepra NOB ni leo.
Lepra por ser sospechoso del pueblo, y leo por ser mafia ja
Definitivamente hay q votar a leo... Ya no quedan dudas, todas las pistas conducen a leo
Y si no es mafioso hay q eliminarlo igual x estar estudiando historia un viernes a la noche, mientras los demas chupan y morfan a dos manos, Jajaj
Neeeeeeeeerd!
Y si no es mafioso hay q eliminarlo igual x estar estudiando historia un viernes a la noche, mientras los demas chupan y morfan a dos manos, Jajaj
Neeeeeeeeerd!

jajajajaja estaba estudiando con el vaso de fernet
jaja tomatelaaaaaa, ya di muestras de confianza.
0 sospechoso soy. CEROOOOOO
0 sospechoso soy. CEROOOOOO
Era una noche cualquiera en el bar de Villa Puterío. Una sala chica y uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete personas embriagando sus penas con alcohol. Era sábado a la noche y todos habían salido a disfrutar de la manera que mas les agradaba. A nadie parecía importarle que aun hubiera un mafioso suelto en la villa. Ya habían muerto 2 y seguramente se sentían seguros suponiendo que el tercero no se animaría a mostrar la cara.
Las siete personas de repente se distraen hacia la oportuna aparición del alguien. Un morocho grandote, barbudo y de extraña colita hizo irrupción en el bar.
-¿Donde están los mafioso ahora?, jajaja.- se burlo desafiante.
Su pregunta no hizo eco en los presentes que volvieron a enajenarse en sus vasos llenos de olvido. En la barra una señorita bebía un delicado trago y éste supo que esa era su victima. Se le acerco prepotente, seguro, sin temor alguno a ser rechazado; no estaba para nada acostumbrado al sabor del desprecio.
- Me llamo Gustavo ¿y tu nombre es?..- No lo distinguían los piropos ni las frases cursis a este bravo descendiente de Vikingos.
- Me llamo Olga, ¿ya nos vamos? - fue la respuesta que lo dejo un poco descolocado.
Él pago la bebida de aquella dama y no hubieron mas palabras entre ellos desde que salieron del bar hasta que llegaron a la casa de él.
- ¿Tienes algo de beber? - pregunto Olga.
- Deben haber unas cervezas en la heladera - Respondió indicándole con la cabeza la cocina mientras desabrochaba sus pantalones.
Olga se dirigió a la cocina. Sirvió dos vasos grandes de cerveza y los llevo hasta el sillón donde él la esperaba cual David de Miguel Ángel. Ella empezó a danzar moviendo su cuerpo como una pantera negra, improvisando bailes eróticos y poses de burlesque. El disfrutaba su cerveza, mientras saboreaba aquel cuerpo con sus ojos vidriosos de tanto alcohol en sus venas. De pronto empezó a sentirse extraño. Las víboras clavaron sus horribles aguijones, los reptiles anidaron en su corazón. Empezó a escucha una voz del lugar donde las almas marciales reposan. Escuchó a las doncellas de la matanza llamar a quienes lo conducirían al palacio de Odín. En sus entrañas un terrible dolor se desató como un fuego. Había sido engañado. Su soberbia y su afición por la bebida le habían impedido darse cuenta de que esa mujer no era lo que parecía.
¡Cese mi dolor! - murmuro entre dientes - Maldita perra, pronto beberé la bebida de los dioses. Las horas de mi vida han pasado... Muero, pero muero sonriendo.
Al día siguiente se encontró sobre una mesa el cuerpo de Gustavo, con una estaca en el pecho y degollado completamente. El detective determino que se había utilizado un serrucho para aquel mutilamiento y documento que había sangre de conejo sobre el cuerpo de la victima.
En su funeral, su madre Teresa puso los 9 banderines de la colección de Gustavo en su cajón, siguiendo una vieja costumbre funeraria de sus antepasados vikingos. Su amigo David, el veterinario, se quedo al cuidado de su tortuga Josefa. Todos despidieron a Gustavo; hasta su amigo nórdico Ivan Krechňák estuvo presente. Su cuerpo finalmente fue cremado y sus cenizas esparcidas en el arrollo donde solía jugar de pequeño. Se ha ido el galán de la villa al que no le hubieran venido nada mal buen par de lentes.
Muere envenenado Ottomdq. Ciudadano
Comienza el DÍA
Las siete personas de repente se distraen hacia la oportuna aparición del alguien. Un morocho grandote, barbudo y de extraña colita hizo irrupción en el bar.
-¿Donde están los mafioso ahora?, jajaja.- se burlo desafiante.
Su pregunta no hizo eco en los presentes que volvieron a enajenarse en sus vasos llenos de olvido. En la barra una señorita bebía un delicado trago y éste supo que esa era su victima. Se le acerco prepotente, seguro, sin temor alguno a ser rechazado; no estaba para nada acostumbrado al sabor del desprecio.
- Me llamo Gustavo ¿y tu nombre es?..- No lo distinguían los piropos ni las frases cursis a este bravo descendiente de Vikingos.
- Me llamo Olga, ¿ya nos vamos? - fue la respuesta que lo dejo un poco descolocado.
Él pago la bebida de aquella dama y no hubieron mas palabras entre ellos desde que salieron del bar hasta que llegaron a la casa de él.
- ¿Tienes algo de beber? - pregunto Olga.
- Deben haber unas cervezas en la heladera - Respondió indicándole con la cabeza la cocina mientras desabrochaba sus pantalones.
Olga se dirigió a la cocina. Sirvió dos vasos grandes de cerveza y los llevo hasta el sillón donde él la esperaba cual David de Miguel Ángel. Ella empezó a danzar moviendo su cuerpo como una pantera negra, improvisando bailes eróticos y poses de burlesque. El disfrutaba su cerveza, mientras saboreaba aquel cuerpo con sus ojos vidriosos de tanto alcohol en sus venas. De pronto empezó a sentirse extraño. Las víboras clavaron sus horribles aguijones, los reptiles anidaron en su corazón. Empezó a escucha una voz del lugar donde las almas marciales reposan. Escuchó a las doncellas de la matanza llamar a quienes lo conducirían al palacio de Odín. En sus entrañas un terrible dolor se desató como un fuego. Había sido engañado. Su soberbia y su afición por la bebida le habían impedido darse cuenta de que esa mujer no era lo que parecía.
¡Cese mi dolor! - murmuro entre dientes - Maldita perra, pronto beberé la bebida de los dioses. Las horas de mi vida han pasado... Muero, pero muero sonriendo.
Al día siguiente se encontró sobre una mesa el cuerpo de Gustavo, con una estaca en el pecho y degollado completamente. El detective determino que se había utilizado un serrucho para aquel mutilamiento y documento que había sangre de conejo sobre el cuerpo de la victima.
En su funeral, su madre Teresa puso los 9 banderines de la colección de Gustavo en su cajón, siguiendo una vieja costumbre funeraria de sus antepasados vikingos. Su amigo David, el veterinario, se quedo al cuidado de su tortuga Josefa. Todos despidieron a Gustavo; hasta su amigo nórdico Ivan Krechňák estuvo presente. Su cuerpo finalmente fue cremado y sus cenizas esparcidas en el arrollo donde solía jugar de pequeño. Se ha ido el galán de la villa al que no le hubieran venido nada mal buen par de lentes.
Muere envenenado Ottomdq. Ciudadano
Comienza el DÍA
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