PowerPlay Magazine

Después de una semana intensa con nuestros clubes, estamos finalizando la liga regular y todos estamos inmersos y diversos objetivos, llegamos a la concentración con la roja para disputar un nuevo partido preparatorio, esta vez nuestro destino nos encamina a Rusia, en concreto nuestros amigos rusos nos convocan en San Petersburgo para recibirnos y jugar allí nuestro amistoso.

 La rutina ha sido la habitual, llegada al aeropuerto, tramites diversos de embarque, vuelo relativamente cómodo y llegada a Rusia donde nada mas llegar nos encaminamos hacia nuestro hotel de concentración, charla técnica, cena y a descansar, que el sábado tenemos enfrente un equipazo al que le tenemos tomada la medida. 3.200 espectadores en el pabellón, menudo ambientazo, la verdad es que tener un pabellón así motiva y mucho a los jugadores, y sui consigues ganar y ver la cara de decepción de los rusos al ver que de nuevo les ganábamos todavía mas.

 La sorpresa llegaría después del partido, no había vuelo de vuelta hasta la tarde del domingo, por lo que el staff había planeado una jornada de convivencia en los alrededores de San Petersburgo, nos llevaron a uno de los bosques de los alrededores de la ciudad, nos equiparon con monos azules y verdes, dos equipos, máscaras, casco protector y una cosa muy similar a una ametralladora con un compartimento en la parte superior con cerca de 100 bolitas de colores en su interior. Comienza una guerra de Paint-ball.

 Las reglas ya sabéis, dos equipos armados en dos partes del campo de batalla, señal de inicio y el que recibe un bolazo de pintura en su mono descalificado automáticamente, la guerra empezó bien para nuestros intereses, por un lado estábamos porteros y defensas contra alas y centros, interesante, el primero en caer fue nuestro portero, Espina lo vio, lanzo un bolazo y Galdames saco la mano y atrapo la bola, ja, ja, ja, primer eliminado.

 Las cosas siguieron su curso, torpes como Muñoz, Arras y Vela fueron los siguientes en ir cayendo, los dos equipos estábamos en el fragor de la batalla cuando por nuestro flanco izquierdo observamos movimiento, un grupo de 8 personas, o al menos parecían personas, vestían mono de color azul, armados, gritando como deben gritar las criaturas recién salidas de las profundidades del averno, se lanzaron al ataque, poco a poco nuestras filas fueron menguando, cinco minutos después no quedaba ninguno de nosotros sin pintura en los monos, un grupo extraño nos había pintado a base de bien, del grupo extraño se adelanta una persona, se acerca a mi mientras se quita el caso y las gafas protectoras, el caso es que su forma de andar me resulta conocida, simplemente me dice “lo siento pichón, te falta entrenamiento”, se trata de mi entrenador, Deudermont y sus compañeros, los SMIS, han derrotado al grupo de incrédulos internacionales, por detrás de mi entrenador veo a secre, polo y colomeres celebrando la escabechina, que gente.